El Aloe vera es una especie muy resistente, pero puede sufrir quemaduras solares cuando se expone repentinamente a luz intensa, especialmente si venía de interior. Estas manchas son marrones, secas y planas, y no se curan, pero la planta puede recuperarse generando hojas nuevas. Retira las más dañadas y coloca el aloe en un lugar con sol de mañana y sombra ligera por la tarde. No lo riegues durante dos días tras moverlo. Una exposición gradual al sol evita nuevas lesiones. Si el problema fue el calor excesivo, aplica un riego profundo y deja secar completamente antes del siguiente. En pocas semanas brotarán hojas verdes y firmes.
